viernes, 16 de abril de 2010
Científicos Chilenos luchan por la ecología y la conservación de la ballena azul.
Debido a lo adverso del clima y a las grandes distancias que se deben navegar, el Golfo del Corcovado e Isla de Chiloe son una de las zonas menos pobladas y menos tocadas por el hombre en el mundo. Por lo anterior, su gran diversidad y considerable fragilidad, esta zona ha sido identificada como prioritaria por CONAMA (Comisión Nacional del Medio Ambiente), CONAF (comisión nacional forestal), la UACH (Universidad Austral de Chile) y WWF (World Wildlife Fund).
Luego de navegar y sobrevolar por varios años (1997 – 2001) las aguas del Pacífico en busca de ballenas azules, en el año 2003 investigadores del Centro Ballena Azul, liderados por el Dr. Rodrigo Hucke-Gaete, descubrieron que en el Sur de Chile y especialmente entre los meses de diciembre a abril, se encontraban agregaciones de ballenas azules (Balaenoptera musculus). Estas poblaciones llegan cada verano para alimentarse principalmente en la zona del Golfo de Corcovado y Chiloé.
La importancia de este hallazgo es notable y se evidencia por el gran interés que la comunidad nacional e internacional han mostrado. La ballena azul, el animal más grande del mundo, se considera aún como un en peligro de extinción luego que la industria ballenera de principios del Siglo 20 redujera sus poblaciones a menos de un 3% de los números originales en el Hemisferio Sur.
Este descubrimiento además rompe con los postulados científicos clásicos que señalan que las ballenas azules realizan una migración estacional para alimentarse durante el verano en latitudes altas (Antártica) debido a su alta productividad y luego en invierno desplazarse a latitudes bajas (Ecuador) para dar a luz a sus crías y reproducirse. Es así como esta investigación ha permitido postular que algunas poblaciones de ballenas azules se han especializado en usar zonas ubicadas en latitudes intermedias como lugares alternativos de alimentación. Ciertas características particulares determinan que estas aguas sean en extremo productivas permitiendo que las ballenas puedan aquí satisfacer sus formidables requerimientos alimentarios (entre 2 y 8 toneladas diarias de krill). De esta manera, también evitarían el gasto energético que implica el seguir viaje hacia la Antártica.
Año a año y principalmente durante los meses de verano, Rodrigo y su equipo siguen trabajando en el Golfo de Corcovado y zonas aledañas. En la temporada de terreno realizan diversas actividades científicas, de difusión y educación ambiental, entre las cuales se pueden destacar:
La elaboración de un catálogo de identificación fotográfico de ballenas, el cual se centra en fotografías de la aleta dorsal característica para cada ejemplar, así como en los patrones de pigmentación únicos del dorso de cada animal. De esta forma, cada ballena recibe un nombre y se puede realizar un monitoreo seguimiento de los ejemplares en el tiempo. Se está investigando la fidelidad de los individuos a la zona y ver si frecuentan año a año este lugar.
Asimismo, se está trabajando con el Dr. Bruce Mate de la Oregon State University (EE.UU.) quien aportó el acceso a tecnología satelital la cual ha permitido conocer con más detalle los desplazamientos de los animales. Los transmisores que llevan las ballenas envían datos de su posición día a día y en consecuencia permiten monitorear sus actividades y rutas de desplazamiento durante una considerable cantidad de tiempo (entre 6-7 meses aproximadamente). Esta información ha permitido además conocer cuales son las áreas más utilizadas por estos ejemplares y que dan una idea de la productividad de las mismas.
Otro aspecto importante ha sido la obtención de muestras de piel de las ballenas azules. A partir de estas muestras se están realizando análisis hormonales y genéticos, que permiten conocer el sexo y el estadio reproductivo en que el animal se encuentra, así como también investigar las relaciones entre las poblaciones que visitan Chile y compararla con otras alrededor del mundo. Estos estudios están siendo realizados en conjunto con el Dr. Howard Rosenbaum de la Wildlife Conservation Society y American Museum of Natural History.
Por otro lado, el proyecto aborda el tema social y comunitario e involucra el efecto que provoca en Chile y particularmente en la gente de esta zona, que las ballenas azules estén en ese lugar. Actualmente las ballenas son animales de gran importancia ecológica y tienen también un considerable potencial comercial (con actividades como el avistaje de ballenas o whale-watching). Esto conlleva a la necesidad de generar una conciencia colectiva acerca del valor de nuestro entorno y promover el desarrollo de actividades tanto productivas como extractivas que sean sustentables y de esta manera propiciar el complejo equilibrio entre el medio ambiente y las actividades humanas.
Es por estas razones que uno de los objetivos más desafiantes del proyecto no es sólo asegurar la recuperación de las poblaciones de ballena azul, sino que también generar la necesaria conciencia ambiental que permita conservar la integridad y funcionamiento de los ecosistemas marinos.
Perece increíble que el hombre haya llevado al animal más grande del mudo al borde de la extinción. A pesar de que sólo recientemente estamos siendo testigos de su leve recuperación, esperamos que esta especie emblemática y su dramática historia nos ayuden, a través de la educación y la difusión, a generar las condiciones necesarias para que un escenario de conservación en torno a la ballena azul permita generar un positivo cambio a largo plazo en los océanos. En un mundo en el que los recursos naturales son extraídos constantemente y en muchas ocasiones sobre-explotados, consideramos una prioridad fundamental el diseminar el mensaje que la ballena azul nos esta consignando silenciosamente.
Planta de Carbón en la Patagonia Argentina
El aviso, titulado “Don´t cry for me, Patagonia” (No llores por mí, Patagonia), critica la decisión del Gobierno Nacional Argentino de avanzar con la construcción de una planta de energía en base a carbón en la localidad de Río Turbio, Santa Cruz. “Se trata del primer paso en un plan para comenzar a utilizar a gran escala carbón como fuente de energía”.
En el texto publicado por el Washington Post, se sostiene que:
“una mujer con visión de largo plazo no pondría en riesgo los glaciares y las reservas de agua de la Argentina”.
“El gobierno está apostando por el carbón como fuente de energía, está apostando por la peor contribución a la mitigación del cambio climático”.
Las diversas organizaciones ambientalistas nacionales y extranjeras critican la decisión del Gobierno Nacional Argentino de avanzar con la construcción de una planta de generación eléctrica en base a carbón en la localidad de Río Turbio.
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